1 abr 2011

EXPLOTACIÓN DE LA SAL EN SESEÑA DESDE LA PREHISTORIA
EL VALOR CULTURAL, ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO DE LAS SALINAS ESPARTINAS ES MUY RELEVANTE.



Desde hace unos 4.000 años se sabe con seguridad que las aguas salinas de los diversos manantiales de los barrancos, cárcavas de Seseña, fueron secadas en cubetas o albercas para acumular y obtener sal.
Incluso se sospecha que hace unos 3.500-3.800 años en las Salinas Espartinas que se encuentran al final de Valle Chico-Valle Grande, se desecó el agua salina calentándola en barreños de cerámica acelerando no solo la evaporación del agua sino, también, para lograr la separación de la sal comestible de la thenardita, especie de sosa débil (sulfato calcito) utilizada en la limpieza de la ropa, lana virgen.


Junto a la boca de la mina por donde sale la sal, hay un cerro artificial que se formo con los restos de cerámica, cenizas, estructuras de arcilla que formaban parte de los procesos de obtención de la sal gema.
En el año 1945 se obtenían 15 vagonetas de thenarditas por 35 de sal gema.
El valor cultural arqueológico e histórico de las Salinas Espartinas se muy relevante ya que se pueden contar con los dedos de la mano caso europeos donde se aplicar la técnica del calentado para separar la sal de la thenardita.
Amigos de la Historia de Seseña han realizado varias visitas a las Salinas Espartinas y a otras salinillas de Seseña y Aranjuez: las Salinillas, Salinas de Castrejón, Salinas de Valdelascasas y Alijares, está en el término de Aranjuez. En documentos escritos del siglo XIII se cita las salinas Bechares que creemos que se corresponden con las Salinillas, cerca de la Cuesta de la Reina y el pie de los Cerros. En estas salinas, se puede apreciar junto a la boca de la mina, una gran cantidad de fragmentos de cerámica de los siglos XIII, XIV, XV, destacando los cantaros en donde se envasaría la sal.
Las cerámicas rotas de los cacharros utilizados en la manipulación de la sal que se encuentran al pie de los manantiales salinosos nos enseñan muchas cosas, como en que tiempos, momentos se recogió sal, con que intensidad, que recipientes se empleaban, etc.
Encontramos unas constantes coincidencias en todas las salinillas prácticamente. En todas ellas se registran cerámicas de la Edad del Bronce Pleno (hace unos 3.500 años), de la edad del Hierro II (unos 2.400-2.200 años) y de la Edad Media. En algunas salinillas también se recoge tímidamente cerámicas de la época romana.
De otros tiempos faltan restos de cerámica, sugiriendo que no siempre han manado las aguas salinosas debido a cuestiones climáticas secas. Esta constatado que durante el Bronce Pleno y Edad Media hubo periodos lluviosos. Hoy día apenas arrojan agua las salinillas.
Tiene un significado especial, los importantes poblados del Bronce Pleno situados en unos centenares de metros de las salinas, dado su carácter defensivo y los materiales arqueológicos que en ellos se encuentra aparte de otros aspectos muy interesantes. El carácter defensivo se muestra por encontrase en un espolón o final de las mesetas de los cerros, o en cerros cortados artificiales que le hace más difícil el acceso a posibles asaltantes.

Otros poblados de la Edad del Bronce Medio que no están relacionados con salinillas, se encuentran en los llanos y no hay pruebas de que tuvieran ninguna solución defensiva, de los que se deduce, que a los estractores de la sal les preocupaba defenderla. Pero no solo la defensa de la sal, posiblemente otro bien producido, como las pieles curtidas en notables cantidades. Para esta conclusión basamos en los abundantes “dientes de hoz” o “peines” hechos en piedra de pedernal (algunos de ellos miden 5x5 centímetros), y en los abundantes raspadores de piedras.
Los raspadores servirían para limpiar las pieles de grasas y colágenos que las evitan las elasticidad, suavidad. A los “peines” de pedernal les interpretamos como cardadores de la lana a la que había que peinar, desenredar antes de formar las madejas de hilos.
Dichos peines tiene unos dientes muy gruesos y extremadamente suaves que les hace aptos solo para la tarea del peinado.
La sal, pieles curtidas, producción de tejidos, pudieron ser los bienes obtenidos en tales cantidades que pudieran despertar el recelo de los convecinos. Damos por hecho que en el entorno de Seseña, coexistieron grupos de distintas etnias ya que los restos arqueológicos muestran diferencias entre los instalados en los cerros con señales defensivas y los que vivían en las llanuras de la vega del Jarama y en el interior de la meseta de Seseña.
Cerámicas decoradas con impresiones o marcas de dedos en los bordes, las marcas de esterillas de esparto que actuaron como recipientes-molde para confeccionar vasijas, cardadores y raspadores, se asocia casi exclusivamente con los “poblados a la defensiva” situados junto a las salinillas.
Hay otro dato que diferencia a unas etnias y otra. Se trata del tamaño de los huesos de los animales consumidos reducidos a los ovinos para los grupúsculos de los cerros; los de las llanuras incorporaron más cerdos en su ganadería. Apreciamos un ligero mayor tamaño en los primeros; pero esta cuestión debe de ratificarse estadísticamente disponiendo de importantes cantidades de restos óseos de unos grupos y otros.
Es sabido que la sal proporcionada a las ovejas, las estimula a comer más mejorando su crecimiento incluido el del vellón o lana de pelo largo. La sal tal como sale de los manantiales no es apta para el consumo humano y animal si no se separa previamente los dos componentes principales citados. Operación que dominarían los “salineros” instalados previamente en los cerros “cortados”, espolones amurallados.
Todos estos testimonios argumentan la importancia histórico-económica que tuvieron las salinas para nuestro pueblo y explica el que ocupen un lugar destacado en nuestro escudo.

Amigos de la Historia de Seseña
Domingo Izquierdo.

ARTICULO RECOGIDO EN EL PERIODICO AMANECER DE SESEÑA. PAG.19. AÑ0 X. Num 100. 2009