1 abr 2011

EL MISTERIO DE LOS CINCO CEMENTERIOS DE SESEÑA
Hablamos de cinco cementerios que se sitúan en una línea recta que procediendo del oeste, en el término de Borox, se enfila hacia el este. El cementerio número uno, el que se sitúa en el extremo éste, llamado: VALDELAHUESA; el siguiente, hacia el oeste correlativamente o numero dos, el de EL PRADO;  el del EL CALVARIO, el CEMENTERIO ACTUAL  y el de EL CERRO DE LOS SANTOS que hacen los números tres y cuatro y cinco respetivamente.
Valdelahuesa: quiere decir “valle de las fosas”. Fosa de enterramiento, vienen del  latín “fossum o fossa” que evoluciona lingüísticamente a “fuesa”, “huesa”. Aquí, en un rellano al pie del arroyuelo Valdelahuesa contaban algunos campesinos de Borox, que las mulas se comportaban extrañamente y se negaban a pasar, se paraban antes de llegar al cementerio. Es más, se hizo un nuevo camino que lo sorteaba, evitaba.
Los restos arqueológicos que aparecen se fechan en el siglo XII y XIII y coincide con el tipo de algunas tumbas que los mismos vecinos de Borox describen: hechas con cajas de caliza de los cerros de Esquivias.
El cementerio de El Prado, enfrente del Castillo de Puñoenrostro, se sacaron muchos restos humanos al acondicionarse el lugar para instalar un kiosco. Quienes trabajaron aquí, cuentan que en el sector donde se encuentra el  parque lúdico infantil aparecía muchos restos exclusivamente de niños (una coincidencia, la coexistencia en la misma parcela de un sector “dedicado” a los niños).
Una reseña de este cementaerio se remonta al 1856 en la que según una ordenanza parroquial-concejil, los vecinos debían pagar una contribución supletoria para arreglar unas paredes que se caían,  pagaron más las familias pudientes cuyas tumbas siempre se sitúan en primera fila a la entrada.
Este cementerio tiene de extraño separar a los niños de los mayores como si se pretendiera crear un “limbo” o lugar inocente, neutro, sin derecho de gozar del cielo pero tampoco de hundirlos infernalmente en el averno, infierno. Si n embargo, el hecho no es tan extraño. Hubo muchas prácticas variadas discriminatorias: a las prostitutas y a los no fieles cristianos, se les enterraba fuera, marginalmente. No tenían derecho a pudrirse en el cristiano camposanto. Con el tiempo, la iglesia incluyo a todos en el recinto sacro: suicidas, prostitutas, niños no bautizados o que no habían alcanzado el uso de razón.
El siguiente cementerio, en El Calvario, se situaba al pie de la ermita supuestamente bajo la advocación de Cristo, cuestión que no comparto pues dicha ermita fue erigida en voto a San Sebastián cuando se trataba de librar a la población de Seseña de una terrible peste que la redujo casi a un 60% según las estadística de los registros parroquiales de la Sagra.
Otro cementerio hacia el Este, el cuarto, es el cementerio actual. Se fundó antes del 1869 a deducir por una tumba en la que está escrita esta fecha, una tumba excelente de la que omito el nombre del inhumado. En el sector a la izquierda-fondo de la entrada actual, se registran las tumbas con fechas más antiguas. En esta parte, en el lado opuesto a la entrada actual, debió estar la misma, puesto que por debajo, hacia el Arroyo Fuente Seseña, queda la traza de un antiquísimo camino. ¡Camino por el que no querían pasar algunas mulas según me contaban hace pocos años!
Dentro del cementerio hay un pozo tapado. Debe de tener una gran profundidad, pues si se tira una piedra, es increíble el tiempo que se tarda en oír el impacto con el fondo. Dicho fondo, las paredes arruinadas que bordean el camino antiguo, nos llevan a identificar el espacio con un gran corral de ganado anterior al cementerio, llamado “los Canceles”, canceles viene de cancelar, “corral cercado”.
Es interesante tomar nota sobre la gran cantidad de cementerios sacados fuera del espacio de las iglesias a partir de la primera Republica laica, que se instalaron precisamente sobre corrales cercados. Entre el 1856 y el 1864 se debió de producir el traslado del cementerio de El Pardo al cementerio actual.
Por último, quinto cementerio, el de El Cerro de los Santos, se encuentra a continuación, en lo alto de un cerro. Aquí hay un poblado del siglo XIII donde se localizan muchos restos de cerámicas y arranques de muros de viviendas. En este cerro han aparecido tumbas medievales y otras cosas un tanto extrañas. Por ejemplo: ¿Por qué los que buscan con el detector de metales monedas, objetos históricos de metal, encuentran muchas tijeras de corta en el Cerro de los Santos? A raíz de las comunicaciones al respecto peinamos el poblado y, efectivamente, sacamos casquillos de balas de la Guerra Civil española, peines de balas, balines, ¡y cinco tijeras! La tipología, forma de las tijeras no se corresponde exactamente con las del primer tercio del siglo XX. Pero hay otro dato más que no sabemos a qué autor imputárselo: los “botones” de concha anacarada ¡con un solo agujero!
En las trincheras de la Guerra Civil del 36 aparecen botones de concha de molusco marinos con los dos agujerillos correspondientes; en e Cerro de los Santos, ¡solo con una perforación! Según los coleccionistas de objetos de la Guerra Civil del 36, que buscan cosas en las áreas posicionadas (trincheras, comedores, puestos de mando, refugios, dormitorios, almacenes, etc.) no encuentran tijeras.
Hace unos 25-20 años, algunas mujeres de la Boleta (barrio de Seseña) nos contaban, que en el Cerro de los Santos se reunía las aojadoras, es decir, las que curan del mal de ojo. He oído en muchos pueblos la tradición oral sobre la existencia de un lugar concreto donde se “juntaban” las mujeres viejas y jóvenes nocturnamente.
También aquí, ente el cementerio actual y el Cerro de los Santos, las mulas también se sentían sumamente nerviosas, se resistían a proseguir o a desviarse, ¡se atascaban!  De hecho, se desviaron caminos  con la Concentración agraria para eludir los antiguos caminos divagantes o “sospechosos”.
También destacar en este Cerro de los Santos el hecho de que se produzcan violentas ventoleras huracanadas sin una explicación científica que sepamos. Este cerro es famoso, precisamente, por este no corriente fenómeno. Expongo el siguiente caso: de Madrid se trajo un  nuevo Cristo para la iglesia de Seseña a lomos de una mula. Se desvió por el camino de Ciempozuelos para conectar con Seseña. Al llegar a la altura del Cerro de los Santos, se levanto una ventolera repentina traumática que fue salvada con el apoyo de los que estaban faenando en las proximidades. También, cuando se instalo la antena de Raido de Seseña en dicho Cerro con el objeto de ampliar su alcance, una ventolera inaudita la arranco de cuajo a pesar de los tiros que la sujetaban.
Sintetizando: creo que no hay magias pero si recuerdos de las magias. Fue norma histórica transportar los ataúdes a lomos de las mulas por aquella creencia de que las mulas son seres híbridos, que nos e reproducen pos sí mimo, por la creencia de la neutralidad sexual, inaplicable al destino tras la muerte. Lo curioso está en que son las mulas las que más olfato desarrolla en cuestiones fuera de lo corriente, ¿¿??.
Amigos de la Historia de Seseña
Domingo Izquierdo.