1 abr 2011

CASTILLO DE PUÑOENROSTRO
Dicho castillo no tiene que ver nada con la Navidad, pero al ver una panorámica fotográfica donde apare y basta que muy acertadamente con esta foto y otras se ha ilustrado un almanaque, damos unas breves reseñas del mismo.

Aunque no es el castillo de Herodes, sino el de Puñoenrostro, perteneciente a la saga familiar de los Arias Dávila, condes de Puñoenrostro, fueron tan malitos y abusones como el propio Herodes.

Los Puñoenrostro poseían una red de castillos, señoríos o tierras, cordeles o caminos pecuarios, dehesas y praderas para pastos con sus abrevaderos, que alquilaban a los ganados de ovejas y cobraban impuestos de montazgo por comer los animales. Dichas posesiones se extendían desde Alcobendas hasta Aranjuez, Castillo de Casasola en el río Tajuña.

Pretendían el enlace de unos señoríos o tierras con otras, para crear un continuo de pastos, dehesas, vías pecuarios.

Por este hecho pudieron tener conflictos con los viticultores de Seseña y otros lugares, ya que las tierras con cultivos suponían un estorbo e interrupción para el pastoreo. A partir del año 1.505 J. Arias Dávila, fue denunciado por los agricultores de Seseña, constando las actas de los juicios una y otra vez sin resolver, en la Chancillería de Valladolid pasadas actualmente a los archivos de Simancas.

Es posible que las gentes que vivían en los Casares (aldea enfrente del Castillo de Seseña), se fuesen poco a poco entre el 1.450-1.510, pues en el 1.575 declaraban los ancianos en las encuestas que mandó hacer Felipe II, que no habían oído decir a sus abuelos que hubiese viviendo personas.

Por otro lado, no todas las tierras estaban dedicadas a pastos y viñas, también a cereales como demuestra de que los Puñoenrostro tenían judíos que cobraban los impuestos de los arriendos de las tierras a campesinos. Destaca un rico recaudador judío en el 1.454, Yucaf Abensabab, puesto  a las órdenes de los Arias Dávila, Diego, Pedro.
DOMINGO IZQUIERDO
A.C.COLECTIVO DE ARTESANOS Y PINTORES
 SESEÑA.2007