1 abr 2011

LABORES Y ARTESANIA ESPARTO EN PREHISTORIA DE SESEÑA Y ENTORNO

RUTA PREHISTÓRICA DEL “CAÑO DE SESEÑA” Asentamientos de hace 30.000 años


 

Con este título comenzamos un cuaderno más de historia, sirviendo de apoyo y refuerzo a las explicaciones  que durante los “Paseos por el Seseña histórico” se proporcionan.

 Muy pocos conocen que desde el Castillo de Puñoenrostro, remontando el arroyo “Fuente de Seseña”, se encuentran numerosos restos prehistóricos, entre ellos muchas piedras moldeadas por el hombre con el objetivo de cortar la carne de los animales que cazaban, raspar las grasas y fibras de las pieles para fabricarse la ropa con la que abrigarse, calzados, bolsas para almacenar y transportar víveres u otros objetos, etc. algunos de esto instrumentos de piedra cortan mejor que nuestras actuales navajas o cuchillos. De hecho los indígenas australianos emplean todavía hoy trozos de pedernal para afeitarse con motivo de ciertas ceremonias y rituales mágicos.
Otros pueblos utilizaron piedras de obsidiana para cortar. La obsidiana es una roca que sale de los volcanes y corta como el cristal.
Antes de que se inventara el metal, y se pudieran fabricar herramientas con este material, los hombres se vieron obligados a utilizar otros materiales más rudimentarios. Entre otros                                 se usaron huesos para fabricar punzones y agujas para coser pieles; la madera para hacer recipientes y mangos las piedras para cortar, machacar huesos, partir cáscaras de frutos secos, etc. se han encontrado numerosas semillas de piñones y almendras en cuevas donde habitaron estos hombres prehistórICOS

Los hombres que vivían en el Caño lo hacían en cabañas, no en cuevas. Los instrumentos de hueso y madera que fabricaban se destruyeron por quedar a la intemperie. En casos excepcionales se han conservado punzones fabricados con huesos de ciervo y oveja. Estos punzones se han descubiertos en las excavaciones más recientes realizadas en los Pontones
Desde hace unos 150.000 años, grupos de personas pasaron, acamparon provisionalmente o residieron en la zona del caño y cerca de los cerros de Valdemoro. Así lo demuestran los centenares de útiles de piedra
que emplearon  que se han encontrado.

El hombre prehistórico era habitualmente nómada ya que debían buscar alimentos, el cual era más abundante en unos sitios u otros dependiendo de la época del año. Mientras los hombres cazaban, las mujeres y niños/as recogían bellotas, setas, zarzamoras, tallos de cardos, semillas, piñones, etc. pero además era imprescindible que cerca de estas zonas hubiera agua.
A lo largo de todo el arroyo Fuente de Seseña podemos encontrar los objetos de pedernal o sílex que usaron. Esta abundancia de objetos indica que fue una zona muy frecuentada por la presencia humana.
Además el caño es abundante en agua. Esta agua atraía a los animales, y por lo tanto era un buen lugar para la caza. Estos animales se cazaban mediante trampas, atrapándolos en los barrizales de las charcas, o bien atacándolos directamente. Esta zona debió ser frecuentada por numerosas especies de animales, entre otros elefantes, rinocerontes, ciervos, jabalines, diversas especies de aves, etc.

Esto indica que una vez desollado y despedazado el animal, se comía en el mismo lugar dejando lo útiles de piedra utilizados.
Existen determinados lugares donde aparecen centenares de huesos, hachas de piedra y cuchillos de pedernal. Estos sitios se corresponden con las orillas de charcas cenagosas donde es fácil cazar a los animales sedientos.

Al verificarse, mediante métodos científicos que muchos de los huesos encontrados pertenecen a animales muy viejos, cabe la sospecha que en muchas ocasiones no los cazaban sino que simplemente se limitaban a comerse los animales ya muertos por vejez o por las sequias. Así se ha comprobado en las antiguas charcas de Parla y Pinto. Los animales débiles no se retiraban de las charcas, ya que no tenían fuerzas para aproximarse a los ríos cercanos. En verano estas charcas se secaban y esto animales morían siendo comidos después por el hombre y otros depredadores: tigres, buitres, perros, cuervos. Han aparecido huesos de estos animales carnívoros junto a los herbívoros.
Esta situación la podemos observar todavía hoy en el “África seca”. Miles de animales se concentran en las pequeñas charcas; los carnívoros se sitúan en los alrededores para cazarlos o comer las sobras que dejan los grandes depredadores. El hombre en estas zonas sacudidas por la hambruna también esperan a que diferentes depredadores maten a sus víctimas y después aprovecharse de estas espantando a  sus captores.

Situaciones semejantes tuvieron que suceder en el Caño hace unos 30.000-50.000 años.
Alguien puede opinar que teniendo los animales cerca  el rio Jarama no tendrían que verse obligados a visitar “El Caño” quedándose irremediablemente en él. Pero tenemos que decir que los herbívoros no siempre encuentran más alimentos en las vegas de los ríos, ya que los enormes bosques que en ellas se desarrollan impiden que salgan hierbas y pastos que deben buscarlos en los alrededores alejados de las vegas.
Las rutas para pasar de las vegas a las mesetas altas siguen el curso de los arroyos que vierten a los grandes ríos. Es interesante destacar y citar que donde comienza el arroyo Vallegrande, el de Don Gabriel, arroyo Seseña, se han encontrado numerosas hachas prehistóricas de piedra y grandes guijarros moldeados terminados en pico. Estos “picos” de unos 20 cm. de largo debieron servir para romper grandes huesos y cráneos de elefante y otros animales para extraer los sesos y el tuétano. Al encontrarse, estos restos, donde nacen estos valles, dan a entender que eran lugares de caza o emboscadas.
Los útiles encontrados en los comienzos de los valles, demuestran que los animales subían y bajaban a la vega siguiendo los cursos de los arroyuelos que desembocan en el Tajo y el Jarama.
Existen un lugar concreto, cerca del Cerro de los Santos (donde se encuentran el antiguo depósito de agua de Seseña) donde han aparecido centenares de herramientas de pedernal. Estas se encuentran mezcladas con tierras que proceden de los sedimentos de las charcas. Todo ello da a entender que antiguamente existió una lagunilla donde animales y persona confluían y donde s desarrollaron escenas vitales, subsistenciales. Este lugar supone  un caso interesante de estudio de la Edad del Paleolítico.
El lugar ha quedado registrado en la Carta Arqueológica de Seseña con el objeto de que sea tenido en consideración y respetado por su interés cultural a nivel regional y peninsular.
Este lugar del “Caño” de Seseña es conocido en España, desde hace unos 20 años, como lugar excepcional arqueológico. Supone una reliquia cultural histórica que se suma al Quinto en peligro inminente de ser borrado irremediablemente del mapa por los siglos de los siglos, ¡Amén!
Comentarios e ilustraciones DOMINGO IZQUIERDO
ARTICULO DONADO POR EL ORGANIZADOR DE LA EXCURSION
  “Alternativa Senior” 2006
SESEÑA, PREHISTORIA E HISTORIA EN TORNO A LOS RIOS
Desde hace unos 150.000 años hasta hoy día en el mismo Seseña  y  su término merodearon o se establecieron grupos humanos con mayor o menor número de individuos.
A lo largo del Arroyo de la Fuente en Seseña, se localizan útiles de piedra del paleolítico.
Por dicho arroyo y en conexión con el Tajo y Jarama transitaron animales que fueron cazados en lugares estratégicos, charcas, estrechamientos de accesos, etc. Así se desprende de la frecuencia puntual de útiles para el descarnado que se localizan en el Caño.
Por situarse Seseña en un enclave vial trazado por diversos ríos confluyentes, ensayó y conoció prontamente los cembos tecno-económicos del periodo Neolítico y Edad de Bronce. Seseña, Ciempozuelos y Titulcia ofrecen un panorama arqueológico muy abundante, con una antigüedad de 4.000 años incluyendo la cultura simbólica del “Vaso campaniforme”.
Desde los inicios de la Edad de Hierro (hace unos 2.700 años) recalcan en esta zona modas culturales nuevas reveladas en las formas y decoraciones de las cerámicas. Estas corrientes procedían del  Ebro y suroeste de España con diversos impulsos intermitentes directos o difusos.
Con la presencia romana se crean numerosas vicus (aldeas) y villas en las vegas del Tajo, Tajuña y Jarama. Destaca el fuerte conglomerado de restos arqueológicos romanos en la confluencia Tajo-Jarama.
En el Quinto (Seseña) se localiza una Villa romana con presumibles tumbas y estructuras religiosas paleocristianas.
Por esta zona pasaba la calzada romana Mérida-Toledo-Titulcia-Zaragoza, cruzándose, aquí mismo, con otra procedente de la Mancha en dirección Miacum, Coca y Salamanca, es pues, lógico que a lo largo de estas principales calzadas se ubiquen villas y mansiones de repostaje y descaso. Villas por el valor agrícola-ganadero de las tierras de vega y por situarse en los circuitos comerciales de  abastecimiento a los principales núcleos urbanos o semiurbanos romanos.
Con los mismos criterios metodológicos se pueden interpretar  las circunstancias sociales, policías y económicas de la Edad media.
Numerosas Torres y Castillos ofensivos-defensivos ribereños se construyen en esta zona con efervescencia especial durante la reconquista cristiana.
El Castillo Puñoenrosto, en Seseña, no fue construido por la misma motivación. Fue entregado por el Rey Enrique IV a su Condestable o General Militar, Diego Arias Dávila, por lo que se le podría datar entorno al 1450.
Interesante es el despoblado medieval de “los Casares”, próximo al Castillo de Puñoenrostro, por las viviendas y bodegas subterráneas que tiene y por ser el procedente de las galerías-bodegas subterráneas que a partir de 1500 se harían luego en el núcleo urbano de Seseña actual.
Por último, decir que el nombre de Seseña viene del árabe “al-sakia” , ”aceña” que quiere decir acequia o molino harinero inmerso en un río.
Domingo Izquierdo
REPORTAJE RECOGIDO EN EL FOLLETO
“Seseña, historia milenaria por escribir”.
Ayuntamiento de Seseña. Pág. 8-9.2004